Por un teatro molesto

Los que trabajamos en el teatro seguramente lo encontramos maravilloso, tal vez el público un poco menos. Como teatrante siento un poco de celos del fútbol, en ese deporte me parece que el público a menudo se apasiona más que los mismos jugadores. En el caso del teatro muchas veces son los actores que se apasionan, dejando al público indiferente.

Me imagino una hinchada para el teatro, con otro estilo claro, pero con la misma pasión fanática que sienten los seguidores del deporte más popular del mundo. Pero no, esto no se da. ¿Será que no se da porque el teatro es incómodo? No que una tribuna sea más cómoda que una platea, pero incómodo en el sentido de que el público normalmente no se siente relajado, no puede gritar, ni siquiera hablar, ni saltar, ni comer o beber, no puede descargar su adrenalina de otra forma que el aplauso final, alguna risa que no tiene que estar fuera de tiempo o demasiado ruidosa, tiene que estar quieto y en silencio, al oscuro, anónimo. A mi no es eso lo que me molesta, me gusta estar sin hacer nada y recibiendo emociones, ideas, imágenes, no me siento incómodo cuando me pasa algo… el problema es cuando “no pasa nada”, no llega nada. Entonces sufro. También entiendo que se padezca cuando se paga para escuchar a alguien que nos habla de cosas que ya sabemos, a veces cosas que hemos visto o sentido en la televisión, medio de incomunicación que al menos sigue siendo más cómodo y económico. Entonces deduzco que la gente prefiera pasar el tiempo, abandonarse, diluirse en la nada delante de la televisión, que pagar para escuchar a alguien que se siente con derecho a explicarnos como son las cosas, como funciona la vida, escuchar a un pedante o a un grupo de pedantes que creen saber algo que el resto de los humanos no saben. Además de ser incómodo puede ser fastidioso y uno se siente defraudado.

No es solo ironía, confieso simplemente que esta es en parte mi imagen del teatro, al menos hoy lo descubro en buena parte como algo superfluo, pedante e incómodo, desagradablemente incomodo.

Inevitablemente existe otro tipo de teatro en el que el público disfruta de un modo más ingenuo o despreocupado, de ellos siento un cierto resentimiento. También celos. Celos porque pueden gozar más que yo de un arte que supongo amo más que ellos. Tal vez son personas que van poco al teatro, que tienen otras ocupaciones y por lo tanto, no tienen porque pasarse todo el tiempo intentando entender su sentido o intentando descubrir nuevas formas para no perder el poco sentido de ser que le queda. O porque no quieren ser incomodados en el lugar en donde concurren para estar cómodos. Quieren - justamente - divertirse o simplemente confirmar las cosas que ya saben, van a teatros cómodos que no incomodan. Un poco como si el teatro fuese un televisor, solo que en vivo. Un público devoto. Peligroso. Peligroso porque como todo devoto no mete ni se mete en discusión, consume y basta. Es que yo no amo todo el teatro y todo el público. Amo esta profesión, pero existe un cierto tipo de público, con su correspondiente teatro, que siento lejano, más lejano que el omnipotente fútbol con toda su hinchada.

Me gustaría sufrir menos cuando me toca ver el espectáculo equivocado, no puedo simplemente relajarme y dormir, o pensar en otra cosa. Sufro. No quiero dar la imagen de sentirme fuera del problema, desgraciadamente muchas veces sufro con mis propios espectáculos. Creo que tiene más que ver con la frustración de un teatrante que percibe como este arte maravilloso no encuentra su espacio. Porque los espacios están ocupados y para entrar, para intentar una sobre vivencia -que se transforma en suicidio – el teatro se camufla de lo que no es: algo de consumir cómodamente. Teatro – shoping, televisión – teatro, teatro – televisión, teatro - pasatiempo, teatro que pierde su lenguaje y su sentido.

Así y todo insisto, siempre que puedo asisto a todo tipo de espectáculos, no porque es mi trabajo, algunos colegas no van jamás a ver otros trabajos que no sean los propios, tal vez tengan razón, podría hacerlo yo también y así ahorrarme la molestia. Pero no, yo voy cada vez que puedo simplemente por un antiguo sentimiento de añoranza. Es que cuando se vivió una vez la emoción que este arte puede ofrecer, es difícil renunciar a ella, aún cuando sean más las decepciones que provoca que esos momentos de vida intensa que por ejemplo el fútbol produce con más facilidad. ¿Porqué?

El fútbol, a pesar de todos sus males, sigue siendo juego, rito, cuerpo en acción, a veces es danza. El teatro también, o al menos lo puede ser, cuando es juego, rito, cuerpo/danza/acción, entonces me reconozco en él. Me reconozco y vibro cuando el teatro se realiza en esa presencia física, en esa relación entre el jugador/actor y yo/público, cuando en el espacio - como en un estadio - aparece una vibración que lo envuelve todo, donde el público es parte del juego porque de algún modo danza con/en el juego, logra comunicar físicamente con/en el actor – bailarín, porque este actor a su vez hace pasar por su propio cuerpo lo que está haciendo, no lo muestra, es en la acción, el actor y la acción son la misma cosa, como un jugador que no puede mostrar el juego, imposible, juega, él mismo es el juego y por eso la hinchada juega con él. Entonces sí que gusto de participar de/en ese rito donde ser espectador no es ser un devoto participante en una religión pagana, ni camarada/correligionario/compañero en una reunión política, ni alumno en una escuela sin títulos, sino que es un lugar en el cual a través del otro me reencuentro conmigo y con “los otros”. Juego – rito –danza.

El teatro es un lugar de encuentro, - esta es una obviedad que muchas veces olvidamos - no nos encontramos en él para hacer ni gritar goles, nos encontramos para ser más concientes de nosotros mismos. Comunicando realizamos la conciencia de nuestras materias, que es eso lo que somos; materias concientes de si mismas, esos somos los seres humanos; cuerpos concientes de si mismos, como el resto de los animales, solo que nosotros a diferencia de los otros animales nos podemos también narrar, representar y podemos narrar y representar el mundo, el universo que nos habita y habitamos. Nuestra materia conciente hace posible que el mundo tenga la palabra que lo define. Imaginen el mundo sin el ser humano, ¿quién cantaría su poesía?, ¿quién danzaría su belleza?, ¿quién relataría los conflictos que nosotros mismos le producimos, nos producimos? Claro que este estado de conciencia puede provocar incomodidad.

Esa conciencia en acción, esa materia vivida y cantada que los humanos somos, al mismo tiempo pensante y emocional, creativo y destructivo; en el rito/juego del teatro tiene la posibilidad de conocerse, de tomarse un tiempo para reconocerse – tarea que en algunos casos fastidia.

Los seres humanos somos como dioses defectuosos y sin poderes extraordinarios, dioses mortales y sumamente vulnerables, que tenemos entre otras cosas al teatro, como espacio para convivir jugando/vibrando nuestra conciencia de ser. Más o menos como con el fútbol, pero algo más incómodo.

Estoy en Brasil, todo el mundo sabe que el fútbol aquí es muy importante, pocos saben que el teatro también lo es. No tiene la tradición milenaria que tiene en Europa, pero aquí la búsqueda del lenguaje - o de los lenguajes – es vigente, es sorprendente la vitalidad de las artes representativas en este país, como en tantos otros de Latinoamérica, en donde las artes se contaminan entre si y con el mundo que los contiene, se enriquecen reproduciéndose y recreándose en formas y contenidos. No es un paraíso, eso simplemente no existe, de todas maneras son varias las situaciones en donde los artistas y el público encuentran la posibilidad de “recrear” el teatro, de vivirlo como arte con sus propios valores, no solo un teatro cómodo de consumir – que también aquí se lleva la mayor tajada – sino que también el teatro incómodo tiene un espacio. Es un espacio pequeño, pero que contiene un gran proyecto.

Es que aquí mal o bien existe un intento de política cultural, cosa que por ejemplo Italia - país en el que vivo - con toda su tradición, hoy no tiene. Brasil tiene una política cultural con grandes defectos, pero que deja un margen de maniobra, que permite trabajar a algunas artistas que creen que la cultura tiene un valor en si misma, el valor de procurar conciencia y consistencia a una comunidad. No se parte solo de una idea de cultura que tiende a reafirmar valores discutibles e identidades envejecidas. Me da la impresión que ese vicio europeo de transformar todo en museo por aquí es menos vigente; la cultura aquí se recrea, no se momifica. Insisto, no hablo de toda la realidad del Brasil, solo de un pequeño y muy vulnerable fragmento de esa realidad. Un pequeñísimo espacio en donde la política y la cultura dialogan.

No se sabe cuanto va a durar, pero por ahora y por esta parte del mundo, al menos en una mínima parte, el teatro y muchos artistas pelean para aprovechar una posibilidad, la de lograr una política cultural que no quiere decir cultura en manos de los políticos, sino que quiere decir conquistar, abrir y fomentar espacios para que la cultura se regenere en manos de quienes la cultura pertenece; la gente.

En Europa, al menos en Italia, los artistas estamos algo distraídos.

Los artistas saben que se crea y se sobrevive sin o a pesar de las políticas culturales. Para un artista europeo es natural desconfiar de ellas porque sabemos del daño que esas políticas han hecho y hacen a la cultura, al arte y a la comunidad. Pero esto no justifica que nos confrontemos con ellas en modo tan ingenuo -¿o inconsciente? Claro que es difícil maniobrar cuando las estrategias culturales hablan más del turismo, de la recuperación de patrimonios, de la industria del espectáculo - entre otras astucias de mercado y de la conservación -, que de valores que hacen a los modos de hacer y pensar que tiene una determinada comunidad y sus posibilidades de superación, que sería en realidad las principal función de la cultura y las de sus formas de expresión: el arte en general y el teatro en particular.

Sé que las comparaciones son odiosas, pero ya que desde hace años estoy viajando entre el “viejo y el nuevo mundo”, es natural que piense en diferencias, cualidades y defectos, causas y efectos. No soy demasiado inocente y sé que estoy disfrutando de un pequeño espacio que algunos artistas conquistaron. Conquistaron. Por aquí existen muchas mas excepciones a esa tendencia tan generalizada en Italia, de los artistas aceptando lo que los políticos deciden, además de tener Brasil, por ahora, un gobierno que dialoga algo más con ellos, o al menos que no los ignora tanto.

Estando en Brasil veo algo distinto, algo que parece haber olvidado Europa. Es un fenómeno nuevo en algunos países de este continente que por años sufrió una feroz represión cultural – y no solo cultural– y hoy hace lo que alguna vez Europa hizo y necesitaría rehacer: renacer.

En algunos países de Latinoamérica no se está pensando solo en la cultura para defender identidades, aquí en buena parte además se la piensa y practica para recrearlas, reinventarlas, descubrirlas y redescubrirlas.

Es cierto que también se usa para fomentar el turismo, pero al menos mostrando muchas veces lo nuevo; es raro ver que desfilen con vestuarios apolillados, bailando y cantando músicas que ya nadie baila ni canta. No se hace una política cultural solo mirando el pasado para conservar – que si no fuese excluyente sería creíble -, se la hace asimismo y sobretodo asumiendo el presente, tal vez para crear un sueño, para realizar lo que en Europa parece una utopía: mejorar el futuro.

Mientras Europa quiere conservar su presente privilegiado porque teme el futuro, Latinoamérica sueña un futuro mejor simplemente porque vive un presente brutal.

No sé si este tímido proyecto de una posible política cultural en Brasil y en otros países de este continente llegue a madurar, se sabe que es más fácil que Europa influencie a Latinoamérica que el contrario, pero mientras el experimento dure podemos intentar superar esa visión del teatro que se adapta a la realidad, para recuperar el valor del teatro como arte capaz de transformarla. Al menos recuperar esa sana capacidad de molestar que los propios artistas estamos perdiendo.

Sé que algunos colegas sentirán estas líneas como injustas. Muchos amigos de Brasil no entenderán que es lo que encuentro de tan positivo en la política cultural de este país. Les pido disculpas pero es que en Italia es mucho peor y estoy pensando que rebuscadas y forzadas comparaciones tal vez puedan ayudar.

También algunos teatrantes italianos se sentirán agredidos porque trabajan en condiciones absurdas para encontrar modos de sobrevivir y de molestar saludablemente. Tal vez nos podamos dar una mano si confrontamos las realidades permitiendo que los múltiples esfuerzos den mejores resultados.

Pido a todos que entiendan que esto es un intento de formular algunas impresiones, quizás injustas para muchos y no correctamente documentadas. Pero estas líneas, además de ser un desahogo, son una tentativa de dialogo – o discusión.

No creo ser el único que está intentando encontrar de valorizar el teatro como posibilidad…

o al menos de encontrar la posibilidad de valorizar el teatro que molesta.

Norberto Presta

norby53@hotmail.com

Ankunft im Deutschland

Es war nicht in meinen Plänen, nach Deutschland zu kommen. Nicht, daß ich etwas gegen dieses Land gehabt hätte, es war mir einfach sehr fremd. Im Grunde genommen hielt ich mich in Europa auf, ohne die Absicht dort zu sein.

1981 war ich mit meiner damaligen Gruppe für eine Tournee nach Italien eingeladen worden. Vier Monate sollte diese Reise dauern, bestehend aus Festival, Pädagogischem Treffen und dem Versuch ökonomisch zu überleben - und dazu kam noch der Druck, nicht die Chance zu verlieren, eine solche Erfahrung voll zu erleben. Das war nicht einfach und als Folge davon haben es diese acht Argentiniern nicht geschafft, als Gruppe zu überleben - so entschied ich mich, noch ein Jahr in Europa zu bleiben. Damals hatte ich noch nicht einen italienischen Paß, also bewegte ich mich „illegal“ zwischen Spanien und Italien hin und her. Es war in Italien, wo ich Francesca kennenlernte, die bei ihren Eltern in Vittorio Veneto „eine Pause“ machte von der ersten Tournee der Fliegenden Bauten; was sie mir erzählte, machte mich schon neugierig, aber, wie gesagt, Deutschland war mir immer noch sehr fremd und fern, so daß ich mir einfach mich nicht vorstellen konnte, dort zu sein; nur einige Monate später, als Francesca mir erzählte, daß die Gruppe für eine neue Produktion einen Schauspieler suchte, öffnete sich in meinem Gehirn etwas, was vorher nicht denkbar für mich war. „Non so n’anche come se dice sì in tedesco“[1], antwortete ich Francesca, und sie sagt “Ja, inoltre il nostro teatro è piutosto corporale”[2].

Einen Monat später war ich schon im Winterquartier der Fliegenden Bauten. Nun, zum ersten Mal in meinem Leben arbeitete ich in einer Gruppe, deren Namen ich nicht aussprechen konnte, bin in einer Produktion, von deren Titel ich nicht die Bedeutung kannte, wohnte ich in einem Dorf, von dem ich mich nicht alleine entfernen konnte, ich glaube, es hieß Seiershoffen...noch immer ist es schwierig für mich, dieses Wort zu artikulieren. Aber noch schlimmer war es zu versuchen, die Namen meiner Kollegen auszusprechen, außer natürlich Francesca, Stefano, Marcelo… Marcelo, Argentinier wie ich, war der einzige, mit ich richtig sprechen konnte, weil zu der Zeit auch mein Italienisch eher „rudimentär“ war.

Plötzlich war ich also in Deutschland, aber es war mir immer noch fremd und entfernt.

Inmitten einer Masse von Schnee, die ich noch nie so erlebt hatte, lande ich bei den Fliegenden Bauten und bleibe zwei Jahre bei diesem Theater, das damals alles andere als eine Gruppe war, sondern vielmehr ein Zelt und circa dreizehn Leuten mit verschiedenen „Visionen“ darüber, wie man Theater machen soll, leben muß, kocht usw., usw.,usw….

Also… meine Ankunft in Deutschland war ein Kultur Schock. Eine neue Landschaft, eine neue Sprache, sowie eine neue Form zu „komunizieren“. Es ist klar, daß es für mich besonders schwierig war, für meine eigenen „Visionen“ zu „kämpfen“, weil, so erschien es mir, das war genau die Form, in der man bei den Fliegenden Bauten komunizierte: kämpfend.

Meine erste Empfindung war diese, die deutsche Kultur hatte etwas Hartes an sich, und ich habe das (leider...) persönlich genommen.

Gleichzeitig lebte ich meinen damaligen Traum als Theaterschaffender und dazu entdeckte ich Deutschland, ein sehr außergewöhnliches Deutschland. In diesen Jahren kam das Buch „Ganz unten“ von Günther Wallraff heraus und alternativ zu sein war eine Alternative.

Wir lebten also in jenem Dorf, das, glaube ich, nicht mehr als 200 Einwohnern, dafür ungefähr 500 Kühe hatte. Die nächstliegende Kneipe war im nächsten Dorf, ca. 5 Kilometer entfernt. Es war für mich ein Abenteuer, den Weg auf dieser unglaublichen Masse von Schnee zurückzulegen, um mein erstes wirkliches deutsche Bier trinken zu gehen.

Ich wiederhole alles war für mich ein Abenteuer.

Ich muß sagen, dafür dass ich kein Wort verstehen konnte, ging es mir gut. Ich war damals 28 Jahre alt und für mich war es einer der Momente in meinen Leben, in dem ich mich wieder wie ein Jugendlicher fühlte; ich meine damit, in der Lage zu sein, die „Welt“ wiederzuentdecken, eine Welt, die aus einem Zirkuszelt, 13 Leuten, die für ihre verschiedenen Ansichten untereinander kämpften und miteinander Pläne schmiedeten, das ganze inmitten von ungefähr 200 Bauern mit ihren ungefähr 500 Kühen, sehr gutem Bier und viel Arbeit und Schnee.

Das erste Jahr erlebte ich als Schauspieler unter Schauspielern, die sich Theater auf ganz andere Arte und Weise als ich vorstellten.

Das zweite Jahr erlebte ich als Regisseur, mit Schauspielern arbeitend, die weiterhin das Theater auf ganz andere Art und Weise als ich sahen.

Jedenfalls produzierten wir zusammen “Rote Lippen” und “Titanic”, dazu noch legten wir unzählige Kilometer zusammen zurück, füllten das Zelt mit Publikum, das seltsamerweise eine theatralische Vision in unserer Arbeit erkannte, und erlebten auch einige harmonische Momente unter vielen weniger harmonischen.

Am Ende haben wir unsere Unterschiedlichkeiten akzeptiert (glaube ich) und es ist schade, daß wir es nicht geschafft haben, einige „Banalitäten“ hinter uns zu lassen... so haben wir fast 18 Jahren lang nichts mehr voneinander gehört.

Jeder hat wohl weiter daran gearbeitet, seine eigenen Visionen zu verwirklichen (glaube ich). Die 20 Jahre der Fliegenden Bauten sind Geschichte, und das, was wir in einigen Momenten erlebt haben, ist sicher nicht spurlos an uns vorbeigegangen.

Wie Heinrich Böll in „Ansichten eines Clowns“ schreibt, besteht das Leben darin, Momente zu sammeln. In meiner Sammlung sind die “Fliegende Bauten” ein guter Moment.

[1] “Ich weiß nicht einmal, wie man auf Deutsch „ja“ sagt”

[2] “Ja, außerdem machen wir eher Körpertheater.“

Teu olhar me toca

Teu olhar me toca – me penetra – e eu não gosto – me sinto violentada – violada –
privada de meu corpo – refém de teu olhar – prisioneira – meu corpo –
e ao mesmo tempo – enfim... vivo – por fim – o sinto – sou – meu corpo.
Teu olhar – em meu corpo – é uma assustadora presença – que desperta –
em mim – em meu corpo – uma dor – que me atrai – e não quero –
ainda que feches os olhos teu olhar me toca – meu corpo em teu cérebro –
não me pertence – refém de teu desejo – meu corpo – mas – o sinto –
mais do que nunca – sou – meu corpo – existo – não feches os olhos –
pois ainda que me traga dor teu olhar – em meu corpo – prefiro a violência –
tua violência – do que tanta ausência de ternura – que a indiferença – o medo –
o abandono – melhor teu olhar que me desconhece – melhor – que me fragmenta – melhor – me divide – me aliena – melhor – melhor que um corpo ausente que pesa – me pesa – meu corpo – me dói – não feches os olhos – porque necessito –
meu corpo – para seguir – vivendo – meu corpo.

Tu mirada me toca

tu mirada me toca - me penetra - y no me gusta – me siento violentada – violada - privada de mi cuerpo – rehén de tu mirada – prisionero -mi cuerpo

y al mismo tiempo – en fin… vivo - por fin - lo siento – soy - mi cuerpo

tu mirada - en mi cuerpo – es una asustadora presencia – que despierta – en mi – en mi cuerpo – un dolor – que me atrae – y no quiero

aunque cierres los ojos tu mirada me toca – mi cuerpo en tu cerebro – no me pertenece – rehén de tu deseo – mi cuerpo – lo siento – mas que nunca – presente – soy – existo – mi cuerpo

no cierres los ojos – que aunque me haga daño tu mirada – en mi cuerpo – prefiero la violencia – tu violencia – la violencia - que tanta ausencia de ternura – que la indiferencia – el miedo – el abandono – mejor tu mirada que me desconoce – mejor - que me fragmenta – mejor - me divide - me aliena – mejor – mejor que un cuerpo ausente que pesa - me pesa – mi cuerpo - me duele – no cierres los ojos – que necesito – mi cuerpo – para seguir – viviendo – mi cuerpo

EXILIUS

Paolo visita i Saharawis




From: norby53@hotmail.com
To: cattapa@hotmail.com
Subject: Re: ritornato
Date: Sun, 11 Jan 2009 12:04:29 -0200

hola paolo
me da alegría recibir noticias tuyas a pesar de que las noticias no sean buenas, es triste, desalentador lo que me contás
te voy a pedir que me permitas publicarlo en mi blog, me parece un modo de comunicar una historia que las personas tienen que conocer, a falta de tener medios más eficaces por lo menos poder llegar a algunos amigos con los cuales es posible compartir lo bueno y lo no tan bueno
también se lo voy a enviar a Erika con la que espero podamos hacer el espectáculo que al menos haga saber, sensibilice y haga pensar sobre este tipo de injusticias, no es una pretensión, es simplemente intentar hacer algo a pesar de uno sentirse tan débil...
espero que el frío italiano no te trate demasiado mal, acá el calor es algo que se soporta con alegría
un abrazo
norberto



From: Paolo Cattaneo
Sent: Saturday, January 10, 2009 3:41 PM
To: Norberto Presta
Subject: ritornato


ciao Norby
eccomi rientrato a casa, un viaggio tutto sommato molto rapido anche se ogni volta intenso.
ritornare ai campi, anche dopo una relativamente lunga assenza, (2 anni) è per me ritornare in un posto conosciuto, in cui mi ritrovo a mio agio, in cui non mi sento "straniero" per quanto ogni volta sia diverso. la continua frequentazione permette un distacco dagli aspetti più fortemente emotivi, quelli del primo approccio, per trovare un buon rapporto tra il razionale e l'emotivo.
a proposito di emotivo è stato molto forte l'incontro con un amico, Abdi, la sera prima aveva avuto notizie dalla televisione degli attacchi aeri su Gaza, io non sapevo ancora nulla. ho scoperto, vissuto in prima persona, che a seconda di chi ti racconta "i fatti" la percezione è molto diversa, anche in funzione di come quella persona sta vivendo la situazione e le notizie. loro l' si trovano in una condizione politica che per quanto diversa e meno sotto l'occhio della stampa internazionale è molto simile e vicina a quela dei palestinesi. è il punto di vista degli sconfitti, dei perdenti, degli ignorati dalla storia e dagli interessi mondiali e globalizzati. ( l'ONU spende 45.000 euro per mantenere una missione di controllo del cessate il fuoco, poche persone che vivono nel massimo dei confort. la stessa ONU non riesce a trovare più i 25,000 euro per sfamare i rifugiati nei campi, molti molti di più dei funzionari della MINURSO)

la gente ai campi è stanca ha perso fiducia nelle istituzioni internazionali e in buona parte ha perso fiducia anche nello stesso suo governo.
ora da una parte cerca soluzioni private, ognuno per salvare se stesso e la propria famiglia, dall'altra parte non vede soluzioni e molti giovani sarebbero anche disposti a ritornare ad imbracciare le armi.
forse i sarawi hanno perso la loro lotta
quel che è peggio che tutti noi abbiamo perso una grande opportunità, per quelo che quei pochi nomadi del deserto erano riusciti a costruire in un luogo tra i più inospitali del mondo.

spero di riuscire a scrivere qualcosa,un po' di pensieri di riflessioni da mandarti prossimamente.
per ora un forte abbraccio
a te e agli amici
paolo
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Una Storia Saharawi
DA SMARA A SMARA
di Paolo Cattaneo

Da oltre un anno lo stavano progettando.
Sono partiti in due. In verità all’inizio c’era anche un terzo amico, ma poi hanno dovuto sconsigliarlo nel proseguire nel programma perché … un po’ troppo grasso e quindi oltre ad essere tale condizione un impedimento per se stesso poteva portare al possibile fallimento tutti e tre.
Entrambi di 16 anni Salek e Jaha, abitano a Smara, la città dei territori occupati, quella che da il nome all’altra città dei campi per rifugiati.
L’uno vive con padre, madre e vari fratelli. La famiglia si mantiene con una piccola pensione del padre. L’altro vive con padre, madre e vari fratelli. L’economia familiare viene garantita da entrate sporadiche che derivano da lavori in nero e precari.
La loro quotidianità è divisa tra la scuola e la contraddizione di vivere nel loro Paese, occupato da oltre trent’anni da forze straniere. Loro stessi, i loro familiari, gli amici, i vicini, tutti sono continuamente controllati a vista da militari e poliziotti travestiti da taxisti, giornalai, vicini di casa.
Dopo la scuola del mattino, un po’ di riposo e alla sera le manifestazioni. Quotidiane a partire dal maggio del 2005. Le manifestazioni sono fatte di cortei, assembramenti per la strada, scritte sui muri inneggianti alla libertà, esposizione della bandiera del Sahara Occidentale. Ognuna di queste azioni e sufficiente per scatenare la repressione immediata. Cariche di polizia con manganellate annesse. Poi si prosegue con arresti arbitrari, incarcerazione, torture e, in taluni ma non rari casi, anche sparizioni di persone. Le vittime sono scelte molto “democraticamente” senza distinzione di genere (sesso) e di età.
Anche Jaha ha fatto l’esperienza di essere fermato e arrestato e dei successivi interrogatori da parte di poliziotti autoritari e arroganti.
Salek nelle fughe è sempre più veloce e non sono mai riusciti a prenderlo.
Nel fine settimana la scuola è chiusa e loro chiedono il permesso ai genitori per fare una vacanza nel deserto. Portano con se un po’ di farina per fare il pane da cucinare nel forno improvvisato sotto la sabbia e, da bravi sahrawi, tutto il necessaire per il tè.
Per un anno ripetono queste uscite nel deserto, ogni volta esplorando nuovi territori. Per loro il deserto sono gli ampi spazi, l’orizzonte lontano, il cielo blu. Qui l’aria che respirano entra direttamente nelle arterie, nella linfa che scorre nel loro corpo e li fa rinascere ogni volta nomadi come lo erano i loro nonni e i nonni dei loro nonni e via via scorrendo all’indietro nel tempo. È in questi spazi e in questa dimensione che il sahrawi recupera appieno la sua dignità, la sua vita, la sua libertà.
Ma la vera libertà per Salek e Jaha è ad Est oltre il muro, le mine e i militari. Molto, molto lontano. Il sogno per ogni giovane sahrawi.
I sahrawi, però, non hanno timore dei sogni.
L’anno sta per finire, nell’estate appena terminata c’erano state abbondanti piogge e il deserto si era ricoperto di una peluria verde. Ancora il caldo si fa sentire durante il giorno ma non è più il forno di agosto. Di notte comincia a fare freddo ma forse ancora sopportabile.
Arriva il fine settimana e, ottenuto il permesso da parte dei genitori, ancora una volta Salek e Jaha partono per il deserto.
Questa volta però …. La storia sarà diversa. Questa volta non ci sarà ritorno. Questa volta la strada porta dritta al tanto desiderato Est. Li dove il Fronte Polisario nel lontano 1976 aveva portato in salvo molti sahrawi e dove è stata proclamata la Repubblica Arabo Saharawi Democratica, RASD. Questo voleva significare andare lontano dai marocchini, dai pestaggi, dalle angherie, dai maltrattamenti quotidiani.
Altresì lontano dalla famiglia, dai genitori, dai fratelli e dalle sorelle, dagli amici.
Come al solito partono con un po’ di farina, e il necessario per il tè, l’accendino. Hanno con se i vestiti che indossano. Ai piedi Salek ha un paio di scarpe leggere da ginnastica, Jaha un paio di ciabatte. Davanti a loro 150 km di sabbia, un muro alto dai due ai tre metri, lungo 2400 km, con 150.000 soldati marocchini ben armati dispiegati lungo tutto il muro. Al di là di questo 9 milioni di mine antiuomo.
La strada è lì fuori, dove l’hanno cercata e preparata tante volte.
Il primo giorno camminano per parecchi chilometri. È una strada che non ha indicazioni. Seguono prima un fiume in secca, poi un altro che sanno andare verso est. Hanno fatto delle soste, si son fatti il tè alla moda sahrawi, bevendolo nei bicchierini, tre volte e con molta schiuma.
Prima di sera incrociano sulla loro strada una iguana. Combinata con il fuoco si è trasformata in un ottima cena.
Il giorno successivo Salek e Jaha devono stare molto attenti. Di giorno non è più prudente muoversi. Di notte sono le stelle ad indicare la via. Il muro oramai non è molto lontano e, prossimo allo stesso, si sa, ci sono i militari e quelli non fanno molti complimenti. Di lì a poco, infatti, si scoprono a pochi metri da un gruppo di soldati. Per un tempo che era sembrato infinito sono rimasti fermi immobili, nascosti, in attesa. Fortunatamente non sono visti.
Ora c’è da oltrepassare il muro, non è facile. Bisogna trovare un punto in cui il muro non sia troppo alto tenendo conto che ogni 1500 metri c’è un presidio militare. Le piogge estive vengono ora in soccorso. Le acque che si sono raccolte lungo il corso del fiume con il loro scorrere, forse, non hanno trovato difficoltà ad aprire un pertugio nel muro fatto di sabbia impastata con pietre e pietrisco. La stessa acqua avrà poi liberato un passaggio nel campo minato. Salek e Jaha si sono preparati per questo viaggio, hanno studiato il territorio, trovato le informazioni fondamentali, quelle che possono garantire il successo del loro progetto.
L’emozione in questo momento è al punto più alto e con molte sfumature. C’è senz’altro la paura di essere visti dai militari e, una volta superati questi, il rischio di saltare su una mina. Salek e Jaha non sono i primi a provare questa strada, altri giovani hanno tentato, anche nella scorsa estate. Non sono mai arrivati e non sono neppure tornati indietro. Cominciano anche sentire l’odore della libertà, delle nuove opportunità.
C’è da pensare e fare una cosa alla volta. Il muro. Nella notte buia il muro si disegna in fronte a loro come una linea ancora più scura del cielo nero. Riescono a trovare un punto dove il muro si lascia facilmente scavalcare. Ora sono per la prima volta “al di là” l’emozione è forte ma bisogna fare ancora molta attenzione, i soldati sono ancora vicinissimi, proprio dietro di loro. E davanti… filo spinato e il campo minato. Sanno riconoscere il letto del fiume secco e ancora una volta l’acqua ha mondato una striscia di terreno dalla barbarica peste delle mine liberando una via per l’ampio deserto libero e per uscire dal dramma. Ora sono entrati nei territori che i sahrawi chiamato liberati. Una fascia di deserto lungo il confine ovest del Sahara Occidentale.
Il più è fatto, davanti a loro ancora molti chilometri di deserto, la notte è fa freddo ma finalmente possono riposarsi.
Al mattino il tè è la loro unica colazione prima di ripartire.
Incontrano delle orme di cammello. Quest’anno, grazie alle piogge, molti pastori si sono portati in queste zone. Molte persone hanno lasciato i campi profughi per venire qui con qualche cammello e le poche capre. Camminano per l’intero giorno. Ancora un altro giorno e incontrano una famiglia di nomadi. Sono appena arrivati e li aiutano a montare la tenda. Poi insieme devono il tè e il buono e ricco latte di cammella.
La famiglia riesce a informare la caserma dei militari sahrawi. Salek e Jaha da protagonisti carichi di orgoglio e felicità per l’impresa ben riuscita arrivano a Tifariti liberata accolti da veri eroi dal Fronte Polisario . Qui si fermano qualche giorno. Dopo un altro lungo viaggio ma questa volta con i fuoristrada, arrivano nei campi profughi nei pressi di Tinduf. In ogni luogo raccontano la storia della loro avventura. Rimangono i progetti futuri. Salek vuole finire rapidamente gli studi e diventare militare per difendere e liberare il suo Sahara Occidentale. Jaha vuole anche lui studiare, imparare bene la matematica e poi diventare insegnante.
Si sa, i Sahrawi non vogliono rivoluzionari ignoranti.

http://www.projetoexilius.blogspot.com/

Es como estar en un acuario

FUGA!

Es como estar en un acuario.

http://www.lumeteatro.com.br/fuga


Es como estar en un acuario, todo ese líquido que nos envuelve; porencimapordebajopordelanteporatrásporlosladosportodaspartes nos envuelve y nos permite ir en todas las direcciones y no nos lleva a ninguna parte, siempre termina en una pared de vidrio que nos separa del mundo, a través de la cual observamos los otros, el mundo de los otros…

¿Otros acuarios?

“Olá, tudo bem?”

No da para tocarse. Una comunicación de gestos.

Del otro lado del vidrio otro acuario.

¿Cuál será la posibilidad de Fuga!?

Tal vez no hay fuga, ni deseo de fuga…

De todas maneras no se está tan mal, algunos pescaditos de colores nadan junto a mi; son mis coetáneos. Debo solo moverme en sincronía, intentando mantener una cierta cordialidad.

¿Fuga!? ¿Quién necesita de una Fuga!?

Los espectáculos no son necesarios. Las fugas sí.

Por eso lo llamamos evento. Evento necesario.

Necesario al menos para el que está de este lado del vidrio.

Se transforma solo en espectáculo por una necesidad asociada; la necesidad de compartir la Fuga!

Fuga! Es un evento que trabaja entre el espacio del performador y el del público, dejando que cada uno ocupe su espacio pero apuntando a ocupar – juntos – ese espacio intermedio que en vez de separar une.

Fuga! Es un intento de comunicación sin la pretensión de comunicar.

Médanos Danzantes

Propuesta para
"Exilius"
http://www.projetoexilius.blogspot.com/

En realidad este laberinto aprisiona un desierto.

Todos estos edificios aquí que usted ve compañero, están construidos también con arena.

En realidad aquí estoy de nuevo en un desierto. Presiento toda esta arena aprisionada en esos muros, sin posibilidad de movimiento, ni la arena ni nosotros, atrapados. la arena y nosotros. Rígidamente prisioneros, sin horizonte ni cielo. Perdidos en este laberinto un Minotauro nos espera.

Liberando la arena encerrada en esos edificios podríamos construir un castillo de arena en lugar de este laberinto de cemento.

Nosotros mismos a devorar nuestras entrañas, como Prometeos y buitres a un tiempo, devorando, devorándonos. En la imposibilidad de escapar, encadenados a nuestros límites, atrapados en nuestras representaciones cotidianas, cada uno igual a si mismos, víctima y victimario, según la relación de poder con el otro, distribuidos en una pirámide quien sube y quien baja, sin cambios, solo una cambio de peldaño. No se nota cambio ninguno, al menos entre nosotros que no somos los primeros y aunque no parezca tampoco los últimos. Imposibilitados de escapar, inmóviles encadenados perdidos en la pirámide montaña laberinto, eternamente iguales a nosotros mismos, extraños en nosotros mismos, negados negándonos.

Pudiese yo liberar toda esta arena liberándola de los muros que se nos alzan cubriendo el horizonte, ocultando los otros Prometeos, cuerpos auto flagelados. Pudiese devorar toda esta arena prisionera, derrumbar los muros, dejar pasar toda esta arena por mis vísceras desgarradas de donde nazcan médanos que el viento transporte, transforme, produciendo una danza de médanos.

Ayúdeme compañero, afilemos nuestros dientes y comencemos a roer.

Médanos mutantes, médanos nómades.

Nosotros mismos mutantes nómades.

Eso es compañero, volvamos a ser lo que nunca tendríamos que haber dejado de ser; mutantes – nómades, como los médanos que danzan al ritmo del viento, nosotros mismos danza y viento.

Preparemos nuestros dientes compañero, afilemos nuestros dientes.

Seremos potentes roedores, roedores liberando la arena atrapada en este laberinto que nos atrapa.

Los que resistan y sobrevivan, los que no hallan desgarrado sus vísceras podrán morar esas montañas de arenas danzantes, libres, mutantes, nómades, como siempre lo hemos sido.

Les enseñaremos a los habitantes de los laberintos, a aquellos que lo han olvidado, les enseñaremos, les haremos recordar como es morar entre las telas, en moradas también mutantes, nómades, como las arenas.

Los que sobrevivan danzarán coloreando el horizonte con sus coloridas ciudades de telas.

Preparemos los dientes compañero.

Vamos a roer antes que por nuestras vísceras abiertas se pierda la memoria de nuestro destino.